Ser amor

Estoy emocionada de estar de nuevo por aquí, contigo. Quise tener esta publicación para el día 14 de febrero, entonces la vida y el amor me llevaron a otro lugar. Pero hoy ya estoy de vuelta y quiero compartirte esta reflexión, en relación al amor, pero al amor que no cabe en un solo día, ni en una sola vida. Al que se extiende como raíces subterráneas, enlazando almas, traspasando tiempos, desdibujando la frontera entre lo que es y lo que fue.

Antes pensaba que el amor necesitaba un cuerpo que lo sostuviera, una voz que lo dijera, una piel que lo sintiera. Y hoy sé que no hay distancia entre el amor y el ser. Que aquellos a quienes he amado y que han partido no han desaparecido, porque el amor no muere. Se transforma, se expande, llena los espacios invisibles del universo.

Lo que alguna vez amamos sigue existiendo en nosotros. El amor nos hace inmortales, estoy segura, volveremos a estar juntos, junto a los que amamos, porque el amor crece cada día, y así será hasta llenar el universo. Hoy no siento que me falta amor, siento que me sobra, esa es la prueba de la eternidad.

Creemos que amamos con las manos, con los ojos, con los labios, pero el amor nos habita entero, es un río subterráneo que nos cruza de lado a lado, alimentando las tierras de nuestro ser.

A veces pensamos que el amor es algo que se entrega y se recibe, pero el amor es más grande que eso. Es una fuerza que nos atraviesa, nos habita y nos excede. No se pierde, crece. Como un árbol de raíces profundas, como un río que se desborda.

“No quiero solo amar. Quiero ser el amor mismo. Convertirme en esa sustancia invisible que sostiene el mundo. No amar a ratos, en instantes efímeros, sino sostener el amor como un fuego encendido.”

Mi papá y yo, 1985

Somos el amor que hemos dado y el amor que hemos recibido. Somos la memoria de los abrazos, la herencia de las palabras dulces, la continuidad de cada mirada que nos ha sostenido en la vida.

Hoy elijo ser amor. No esperar recibirlo, ni siquiera darlo, sino simplemente serlo. Ser la ternura que toca, la luz que alumbra, la raíz que sostiene. Porque cuando nos volvemos amor, dejamos de temer la pérdida, dejamos de contar los días. Somos amor, y el amor es el universo entero vibrando en nosotros.

Deseo que experimentes hoy y cada día el amor. Y dime, ¿has sentido que el amor te hace inmortal?

Yuriria